Japón y la industria textil
Aprendiendo de los artículos importados: Los japoneses aprenden nuevas técnicas y las hacen suyas
Las técnicas textiles en Japón experimentaron un mayor refinamiento en los siglos VII y VIII, cuando se introdujeron muchos elementos culturales de la China durante el periodo de las dinastías Sui y Tang. Un ejemplo de esto es el nishiki, un tejido mon-orimono ornamentado y colorido que tiene dibujos de brocado en relieve. Por esta época se produjeron también artículos teñidos. Los métodos de teñido más destacados y populares entre la gente de la época eran los siguientes:
· Teñido por atadura shibori-zome: En él se usa un hilo para atar partes de la tela, de forma que el tinte no pueda llegar a esas partes.
· Teñido por resistencia bosen: Por el cual se aplica cera derretida en diferentes partes de la tela de manera que el tinte no pueda penetrar en ellas, y forme un dibujo.
· Teñido en tabla itajime-zome: La tela se sujeta con fuerza entre dos tablas de madera que tienen un dibujo tallado en relieve. Las partes sujetas de la tela quedan protegidas del tinte, quedando en ellas un dibujo blanco.
El bordado también comenzó alrededor de la misma época. Las técnicas de teñido mencionadas anteriormente se usaban no solamente en prendas de vestir, sino que también se empleaban para tejidos que servían para cubrir el suelo y para telas decorativas que se colgaban de las columnas y el techo de los templos budistas.
Después de que fueran suspendidas las relaciones diplomáticas con China en el siglo X, los tejidos adoptaron un distintivo estilo japonés. Las clases superiores adoptaron el uso de telas tejidas con hilos teñidos, en vez de telas teñidas después de haber sido tejidas. Se puso de moda el uso de múltiples prendas finas de diferentes colores, cada una de ellas hechas con seda mon-orimono, dejando ver su propio dobladillo, el cuello y las mangas en un hermoso arreglo de capas superpuestas de diferentes colores.
El derecho y el revés de las telas estaban adornados con diferentes combinaciones de colores formando motivos que representaban plantas, insectos y otras manifestaciones naturales de una estación del año concreta. Cada motivo tenía su propio nombre, y había alrededor de 130 combinaciones de colores. El motivo que se elegía correspondía a la estación del año en que se estaba.